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El mestizo ilusionado y su divorcio cultural


Era un fin de semana que no prometía nada, todos desayunando viéndonos las caras, entre dormidos y despiertos con la cara relajada sobre el pan, y así como si nada mi mama que siempre despierta a mil por hora dice:

-Qué tal si hoy hacemos un asado y dejamos a un lado las verduras

Como es común entre adormitados que poco o nada se emocionan decimos al unísono.

-Bueno.

En mi familia, desde que tengo uso de razón que puede ser hace 21 años hemos sido tan carnívoros como los conejos, pero en otras familias esto lo he comprobado al con mis amigos, siempre conversaban de chuletas en el almuerzo mientras que nosotros de verduras y alguna clase de poroto acompañado como buen serrano de arroz. Es desde hace un año y medio que se hizo común comer carne una vez al mes y eso fue porque tuvimos que incorporarlo a nuestra dieta por temas de salud, que sea o no fundamental en la dieta del hombre ingerir carne es otro tema.

Así que el día se planeó un mini asado no tan profesional pero muy prometedor. Al regreso con todo listo mi mama pide que nos detengamos para comprar tomates. Justamente en la esquina una señora estaba parada, descalza, descuidada, con el rostro desgastado y rojo, a su alrededor cinco o seis fundas de tomates formando una media luna listos para venderse a 0.50 ctvs. Baje junto a mi mama, al acercarme, vi que un niño (quizá el de la señora no pregunte) dormía en el piso en el filo de la esquina con cebollas, frutas y tomates , tenia como almohada un racimo de cebollas blancas, una cobija bastante pequeña de color purpura de lana, de donde sus pies redondos salían de la cobija enfundados en sus medias de perrito, el niño respiraba plácidamente con una mano bien agarrado a un limón y su nariz pegada al aroma de la cebolla, tenía el rostro de espumilla y se le dibujaba una sonrisa en los cachetes, que paz trae mirar paz, él abrazado por hojas y aromas entre frutas y verduras, y quien sabe con que sueño particular. Mi mamá conversaba con la señora, yo analice cada instante, cada movimiento, ella se movía con angustia sin duda quería vender más, se rascaba la cabeza y se la veía cansada, su voz era suave de carácter llorón, manos duras y secas, de ojos profundamente negros y pomulos prominentes después haciéndome salir de ese trance agito sus manos dentro de su chaleco buscando el vuelto, seriamente nos dio las gracias y continuo gritando–Tomate

Me fui con una imagen que del todo no era nueva para mi pero que durante mucho tiempo no tuve la madurez ni la instrucción necesaria para pensarlo bien dentro de la sociedad. Subimos al carro y continuamos. Mi hermano iba conversando con mi mama de la misma manera que al inicio, cruzamos por alrededores del mercado central y las historias se repetían, cientas de cabezas, muchas sentadas sobre canastos o sobre el piso conversando entre ellas, riendo, comiendo y compartiendo.

Paramos por un momento, miraba por la ventana, de repente en una esquina escuche como una señora adulta vociferaba:

-Longa bruta. Te di uno de cinco. ¡¿No sabes contar?!. La vendedora de verduras resguardada de papas, fundas de alverjas, choclos y cebollas se levanta: -Tome su plata compre donde quiera aquí no le vendo nada. La señora responde -Se les quiere ayudar y salen mal educados, tome tome sus papas, edúquese.

La discusión parecía terminar. Ella se fue a la mierda y la vendedora se quedó ahí riendo con tu vecina, por otro parte mi hermano por fin encontró un espacio entre los autos y así me aleje de la escena.

Antes de llegar a casa me pregunte varias cosas ¿Qué es ser indígena en este tiempo? ¿Qué es ser mestizo? ¿Porque la confrontación? ¿Qué es un apellido para la raza humana? ¿Que es no ser indígena? ¿Qué es no ser mestizo? Qué bueno seria actuar como piensa el político español Julio Agüita “solidaridad que consiste en afirmar tranquila y serenamente que no vale la pena luchar por bandera, que la única bandera que existe es la del planeta tierra y la humanidad es una raza única y sola raza y que merece la pena luchar por ella ”Han pasado pocos días de lo sucedido, pero justamente un día antes de esta escena, tuve en mi poder un libro recomendado por mi papa llamado “Los mestizos ecuatorianos y la señas de identidad cultural” no creí que me serviría tan pronto, solamente en la Introduccion, en resumen, dice que la confrontación entre indios y mestizos es debido a la difusión de estereotipos etnocentristas. Sin duda éstos, se han convertido en una fuerza segregadora en la sociedad, como advierte Zubriski (1990:90)- Porque impiden el acercamiento entre grupos étnicos del Ecuador; obstaculizan el mestizaje biológico al impedir los matrimonios mixtos inter étnicos dificulten la colaboración estrecha de los grupos mestizos y quichua en las esferas productivas, no permiten que los indígenas unifiquen sus esfuerzos con los mestizos, cuyos intereses no se contraponen a los intereses vitales de aquéllos en la solución de tareas del progreso de la sociedad ecuatoriana, lo que traería al mejoramiento de la situación socioeconómica de todos los grupos étnicos del país; y, por ultimo obstruyen la participación activa de los indígenas quichuas en las organizaciones culturales, sociales y políticas del país.

¿Pero en que radica la problemática fundamental de la identidad cultural de los mestizos ecuatorianos?

Diria Manuel Espinosa Apolo que es la no aceptación de la procedencia indígena por la mayoría de los mestizos, dice que nos autodefinimos asi, evidenciamos una ruptura en la correspondencia entre el ser cultural y nuestra conciencia. El yo grupal de los mestizos a través de una sustitución evasiva, de concepciones falaces y de una memoria fraudulenta oculta, y niega el bagaje cultural genuino del grupo, el que precisamente delata y revela su carácter y procedencia indígena, el mestizo ha construido mecanismos óptimos de adaptación al entorno natural y sociocultural de la nación.

Así al negar nuestro bagaje cultural, renunciamos a nuestra autoestima como pueblo, evidenciando con ello una identidad étnica negativa. De esta manera se vas configurando, las fronteras étnicas entre mestizos e indios, las que que posibilitan la institucionalización del status étnico y su consagración en base a parámetros coloniales (Sangre, apellidos, situación social).

En suma, la imagen grupal construida por los mestizos, entra en franca contradicción con su ser cultural auténtico, al suplantarse en el ámbito público pero no en el ámbito privado cotidiano, porque aquí, el bagaje cultural genuino se opone claramente a la imagen. En este sentido los mestizos viven un doble sistema de normas de comportamiento en el ámbito privado se expresa la vigencia en una cultura de rasgos indígenas que, incluso en ciertas ocasiones, es reconocida de forma explícita; mientras que en el ámbito público los mestizos asumen formas culturales occidentales dando lugar a un simulacro cultural, como lo definiera Fernando Tinajero, simulacro por el cual los mestizos aparecen imitando a los “blancos” y los hombres de cultura occidental en general.

Desde la colonia el status étnico del “indio” queda asociado con la pobreza y marginalidad, mientras que el del español, criollo o posteriormente blanco, se asocia con riqueza e influencia política; convirtiéndose en meta de todo movimiento y cambio social, lo cual determina que los beneficiarios del ascenso social se aparten de sus raíces.

Pero esto no queda allí, junto al ascenso social se produce un proceso acultural que aplacará, además, mezcla racial en pos del emblanquecimiento, junto con sociales y culturales, las características físicas del estrato social superior se convierten en metas a conquistar para los estratos inferiores en la colonia, por consiguiente, en los contextos en que rigüe la estratificación socioétnica como en el andino ecuatorial, los movimientos y cambios sociales necesariamente incentivan la mezcla racial

No obstante si consideramos el mestizaje como un proceso aculturativo de occidentalización, este no termina con la adopción de formas culturales hispánicas, continua en los mestizos con la adopción de otras formas culturales, occidentales en medio de una urbanización súbita y violenta de que por si estimula la aculturación, si se tiene en cuenta los signos inequívocos de la misma: sistema de prestigio y símbolos asociados al grupo dirigente blanco, mayor valoración a las ocupaciones no manuales y subestimación a las tradiciones propias. Lo que explica en gran parte el por qué se juzga en el Ecuador lo indio como opuesto al modo de vida urbano (Stuztman,1993:70).

Un ejemplo actual sin remontarse en la época colonial son quienes les podemos denominar “Choloboys” que se caracterizan por una aspiración a la yanquificacion o norteamericanización como resultado del impacto que provoca en los estratos juveniles citadinos de la burguesía, las capas medias de algunos sectores populares, la cultura de masas transnacionales. Esta norteamericanización se manifestó en sus hábitos cotidianos (vestimenta, léxico, preferencias musicales etc.), y llega a altos niveles de alineación en algunos individuos que viven en condiciones de inmigrantes en las grandes ciudades de los Estados Unidos. Incluso los sectores populares de condición migrante no están libres de esa aculturación urbana. Aunque el choloboyismo se vive como una conducta de imitación a los sectores sociales altos, erigidos en referentes de estilos de vida a los que se aspira. Como dice Hermán Ibarra (1992b, 108), quienes portan símbolos norteamericanos (pantalones “Levis”, camisetas “ADIDAS” zapatos Reebok, y una devoción a los ritmos musicales norteamericanos de moda ) considerados por las capas medias y altas, espurios o falsificados. Dicha moda tiene como objetivo ocultar su visible procedencia campesina y/o india.

Varios son los fenómenos aculturativos que hasta ahora están en nuestra sociedad, los cuales están orientados a encubrir el contenido cultural propio que portan sus mismos protagonistas sin saberlo o a regañadientes, en base a la adopción de formas culturales ajenas. Se trata por consiguiente, de nuevos simulacros culturales que devienen en intentos fallidos por convertir las formas culturales adoptadas en contenidos.

En fin como alguna vez lo dijo Gustavo Alfredo Jácome somos mestizos en disfraz de blancos, en permanente sanjuan. Ridículos en sus poses de blanco. Insoportable en alardes de blanco, con apellido robado, con chaqueta y botines alquilados.


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