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El letargo del consumismo


Nos hemos sumergido en un mundo enfocado solamente hacernos creer que podemos consumir cada vez más, llenarnos de absurdos objetos que simulan alegría pero que solo transmiten rencor porque esta nueva modificación de espíritu social nos obliga a prestar mayor atención a los bienes de nuestros allegados antes que simple hecho de ser feliz porque hoy te saludo y estás bien. Día tras día las propagandas nos enseñan un sinfín de embaces, colores e incluso sabores u olores que nos atraen como aquel ladrón que tima a gente ingenua simulando ser su amigo, simulando ser la llave de la felicidad pero que sin que te des cuenta te amarran a cientos de deudas que duplican tus ingresos para que sínicamente te sonrían con una solución prefabricada y ajustada exclusivamente a tus necesidades así como a la de miles de personas incautas que entraron a este juego, y vendieron su vida al igual que en la histórica conquista europea “espejos por oro”.

La gran inquietud es, si en realidad nos hemos dado cuenta el paso que tomamos para llegar a esta situación y a los que aún no hemos vivido esos crudos momentos les pido permitirme compartir esta duda, e imaginarnos como ejemplo a una persona que camina y teclea, no se da cuenta y cae por un barranco, sigue cayendo y aun así no se da cuenta, siente el viento en su rostro, siente que no pisa nada pero sigue mirando su smartphone sin darse cuenta, sigue como que no pasa nada, es más si se le pregunta nos daría una respuesta capciosa o publicaría algo para sí mismo semejante a porque algunas personas se preocupan por estupideces, hasta que aún sin darse cuenta llega al suelo, no porque se percató de ello sino porque su vida ha finalizado, es más, cuestionándonos un poco, si se comprobase la existencia de una vida después de la muerte estoy seguro que una empresa se podría a vender un plan de viajes o un seguro en caso de no saber cómo llegar, es más ya se hubiese creado una aplicación.

Hoy en día no solamente nos venden bienes o servicios, nos crean facciones de una vida perfecta semejante a un titiritero que te ajusta a sus necesidades, quizás solo desee que muevas la mano con la que firmas mientras pagas con tarjeta. Pero a cualquier persona que le pregunten, si se creen que al comprar tal o cual artículo su vida va a ser más feliz, es probable que les digan que no.

Pero son increíbles las estrategias que se idean para que sigamos dentro de una rueda, primero nos encierran en un letargo a través de banalidades cotidianas que se toman el papel de científicas pero que no pasan de ser absurdos que desplazan las prioridades abusando de los sentimientos más vulnerables e impuros, convirtiendo al subconsciente en un objeto que cree, escucha y no hace nada; porque a la final hay una rosa blanca que bajo problemas puede salvar tu vida, mediaciones amarillistas morbosas en caso de que necesites comparar a tú familia, mujeres de cuerpo tallado pobres que se casan con santos millonarios o viceversa, personas haciendo pico de pato para una foto que les permita socializar porque creen verse más bellas o guapos, sin contar las horas que toma el sacar y escoger una foto de perfil.

Somos blancos fáciles porque además de que saben lo que queremos nos amoldan a un segmento de zombis porque saben que es difícil salir del letargo y no nos gusta las cosas difíciles, también saben que nos hemos olvidado de luchar, pensar y lo que antecede a todo dudar, porque dicen que la duda nos hará libres pero la gente ya no quiere libertad quiere un tirano justo, y los tiranos ya no quieren serlo porque el valor de sus acciones bajarían su precio.

Pero ante todo no digo que está mal comprar, digo que no es necesario cambiar de celular, televisor, laptop, automóvil cada vez que sale uno nuevo, ni siquiera dejar de consumir programas televisivos idiotas, sino, que además de compartir con aquellas distracciones debemos las personas a las que nos interesa aunque sea un poco el cambio social, promover a través de preguntas o capsulas cognoscitivas la duda para que hoy las personas cambien y en un futuro el mundo, para que así las grandes empresas cambien su sistema y dejen de producir bienes imperfectos porque dejarán de tratarnos como insignificantes.

Muchos dirán que las empresas no pueden dejar de vender tanto, creerán que van a quebrar le economía de sus respectivos países y detrás de ellos dejarán a mucha gente pobre, pero les recuerdo que ellos gobiernan el mundo y van a encontrar la forma de arreglárselas y nosotros los pobres seguiremos siendo pobres mientras no dudemos y empecemos a valorar la vida en lugar de llenarnos de objetos innecesarios.


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